miércoles, 23 de octubre de 2019

Pantalla, la cara amable y delicada de nuestro dispositivo móvil


Si hay un componente que define a un smartphone, ese es la pantalla. Nos pasamos horas mirándola y tocándola para manejar la mayor parte de las funciones y aplicaciones que usamos en nuestro día a día.

Los dos tipos de pantallas más comunes a día de hoy son las LCD y las AMOLED. En ambos casos, la pantalla integra también la interfaz táctil. La resolución habitual para los terminales actuales va de HD (1.280 x 720) a QHD (2.560 x 1.440), pasando por Full HD (1.920 x 1.080) con un tamaño que va desde las 4’’ hasta 6’’, aunque lo habitual es tener pantallas alrededor de las 5’’.
Un parámetro habitual para caracterizar una pantalla es la densidad de píxeles. A mayor valor, más nítida será la pantalla. Y a menos valor, más se verán los píxeles individuales. Por encima de 300 ppp (puntos por pulgada), la calidad será suficiente como para no distinguir los píxeles.
La tecnología LCD (a la derecha en la imagen inferior) usa un sistema de retroiluminación junto con una matriz de cristales líquidos que dejan pasar la luz o la bloquean para iluminar otra matriz de triadas RGB que conforman cada uno de los píxeles que se muestran en la pantalla. La AMOLED (a la izquierda), por su parte, no necesita retroiluminación, ya que cada elemento rojo, verde o azul emite su propia luz.
Existe cierta controversia acerca de qué tecnología es mejor. En la AMOLED, los tonos negros son perfectos, así como los colores puros rojo, verde y azul, mientras que los blancos, en la mayoría de los modelos del mercado, tienden a verdear. En la LCD, los blancos son mucho más fidedignos, mientras que los negros carecen de la profundidad de las pantallas AMOLED.
La pantalla está protegida por un cristal muy delgado, que suele ser de tipo Gorilla Glass, un material sumamente duro y resistente a los arañazos. La quinta generación está diseñada para resistir caídas desde 1,6 metros, al menos con un índice de rotura estadísticamente pequeño comparado con las anteriores. Con Gorilla Glass o sin él, la pantalla es uno de los componentes más frágiles de un móvil, especialmente si el terminal se cae sobre una esquina.


Lo más reciente en pantallas es el acabado 2.5D, que crea un efecto de biselado en los bordes justo donde encaja con la carcasa. De todos modos, en el futuro están las pantallas flexibles o incluso plegables. Acabarán llegando, pero aún tardaremos en verlas.

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